El ataque de la Urraca

La fotografía de la cabecera, cuyo autor es Blas Fernández Poyatos, está copiada con permiso del autor de la web petreraldia.com.

«… azuzaban a las masas a comprar, a consumir mientras el mundo tuviera recursos que agotar, a darse atracones antes de que la muerte cerrara las ávidas bocas para siempre jamás.» John Updike, Terrorista, trad.: Jaume Bonfill, ed. Tusquets, 2007, pag. 165.

 Urraca

La voz «Urraca» deriva del término latino «furax» que significa «inclinado o proclive al robo«. En castellano se conoce con este nombre a una especie de ave de la familia de los córvidos, también llamada «Pica pica», «picaraza», «picaza» y «marica». Existe la creencia generalizada en muchos lugares de que las urracas tienen una especial inclinación a la recolección de objetos brillantes que llevan a sus nidos.

Es curioso, muy curioso, que este, «URRACA«, haya sido el nombre elegido para uno de los muchos proyectos que pretenden exprimir el planeta en el que vivimos como si fuera una naranja para extraer de él todo el jugo que contiene. Después se tira.

La empresa TROFAGAS HIDROCARBUROS S.L., filial de la multinacional BNK Petroleum, ha bautizado como «proyecto Urraca», uno de los muchos proyectos de extracción de gas no convencional mediante la peligrosísima técnica de la fractura hidráulica de nefastas consecuencias para nuestro planeta. Este proyecto afectará, si no lo
impedimos, a una extensa zona de la montaña burgalesa en el Alto Ebro que incluye entre otros lugares a Villarcayo, Medina de Pomar, Merindad de Valdivielso, Valle de Tobalina, la ciudad de Frías y Valdegovía (Álava).

Copiado del blog http://basurde.blogia.com

La codicia rompe el saco

«… estrechar las tragaderas para que no cuele todo lo que se oiga; tener presente que la codicia rompe el saco, y que vale más andar a paso de arriero que reventar al vapor, y que sat cito si sat bene…»

LAFUENTE, Modesto, Teatro Social del siglo XIX por Fray Gerundio, MADRID, 1846, pag. 283 (consejos de Fray Gerundio a Pelegrín Tirabeque)

«El gran teatro del Universo

Luego que el Supremo Artífice tuvo acabada esta gran fábrica del mundo, dicen trató repartirla, alojando en sus estancias sus vivientes. Convocólos todos, desde el elefante hasta el mosquito; fuéles mostrando los repartimientos y examinando a cada uno cuál dellos escogía para su morada y vivienda. Respondió el elefante que él se contentaba con una selva, el caballo con un prado, el águila con una de las regiones del aire, la ballena con un golfo, el cisne con un estanque, el barbo con un río y la rana con un charco. Llegó el último el primero, digo el hombre, y examinando de su gusto y de su centro, dijo que él no se contentaba con menos que con todo el universo, y aún le parecía poco. Quedaron atónitos los circunstantes de tan exorbitante ambición, aunque no faltó luego un lisonjero que defendió nacer de la grandeza de su ánimo; pero la más astuta de todos:

—Eso no creeré yo —les dijo— sino que procede de la ruindad de su cuerpo. Corta le parece la superficie de la tierra, y así penetra y mina sus entrañas en busca del oro y de la plata para satisfacer en algo su codicia; ocupa y embaraza el aire con lo empinado de sus edificios, dando algún desahogo a su soberbia; surca los mares y sonda sus más profundos senos solicitando las perlas, los ámbares y los corales para adorno de su bizarro desvanecimiento, obliga todos los elementos a que le tributen cuanto abarcan, el aire sus aves, el mar sus peces, la tierra de sus cazas, el fuego la sazón, para entretener, que no satisfacer, su gula; y aún se queja de que todo es poco: ¡Oh monstruosa codicia de los hombres!»

GRACIÁN, Baltasar, El Criticón, Barcelona, 1748, pag. 7

Más cosas sobre URRACA

En castellano se conoce con este nombre a una especie de ave de la familia de los córvidos, también llamada «PIca pica», «picaraza», «picaza» y «marica». Existe la creencia generalizada en muchos lugares de que las urracas tienen una especial inclinación a la recolección de objetos brillantes que llevan a sus nidos. En esta creencia, que puede ser el origen del nombre por el que se conoce a este córvido, se basa el argumento de la ópera de Rossini «La gazza ladra», y de él el episodio titulado «Las joyas de la Castafiore» de las «Aventuras de Tintín».

Según una antigua leyenda inglesa, cuando Jesús agonizaba en la cruz
todos los pájaros acudieron a consolarle excepto la urraca. En
Escocia, una urraca en una ventana es un signo que anuncia una muerte
próxima en la casa. ¿Será esto lo que nos anuncian las compañías
petroleras con este nombre?

Sin embargo, estas aves son extremadamente inteligentes y astutas que
cuando se ven amenazadas procuran llamar la atención de sus congéneres
que rápidamente acuden en su ayuda. Cuando son atacadas se unen para
revolotear alrededor de quien las ataca increpándole con sus graznidos
para librarse rápidamente del ataque. Así que ya podemos tener cuidado
con estas URRACAS.

Urraca es también un nombre asociado desde muy antiguo al patrimonio
onomástico castellano. Durante la Edad Media fueron bastantes las
reinas y condesas de los territorios del norte peninsular que llevaron
el nombre de Urraca. Se cree que es un nombre de origen vasco-navarro
o navarro-aragonés. La primera Urraca documentada fue la reina Urraca,
segunda mujer de Fruela II de Asturias, al parecer hija de un Banu
Qasí, walí de Tudela. En Navarra, la primera Urraca parece que fue la
mujer del rey de Pamplona García Iñiguez que murió a finales del siglo
IX. Fueron varias las Urracas pertenecientes a las dinastías reinantes
en Navarra. Una hija y una nieta del famoso conde castellano Fernán
González también llevaron este nombre. Urraca fue también la mujer del
conde Sancho García, nieto de Fernán González, que murió asesinada en
Covarrubias en 1039.

Doña Urraca fue un malvado personaje de historietas creado por el
dibujante Miguel Bernet Toledano, «Jorge», para la revista Pulgarcito.
Su primera aparición tuvo lugar en 1948, y sus primeras palabras eran:
«¡Día 13! ¡Ja! ¡Ja! ¡Hoy es mi día predilecto!

U.R.R.A.C.A. (Uso Racional de los Residuos Arrojados a los
Contenedores Azules) fue un interesante proyecto desarrollado en la
Universidad de León. Su objetivo era, como su nombre indica, dar un
uso racional a la gran cantidad de libros, revistas, postales,
periódicos, coleccionables, sellos, etc. que se arrojan diariamente a
los contenedores «azules». En siete años se recuperaron de la basura
más de 14.000 libros, varios miles de revistas y fascículos y muchas
otras cosas como sellos, postales, etc… La falta de apoyos
institucionales acabó con un gran proyecto.

Las grandes compañías multinacionales obtienen todo el apoyo de las
instituciones para sus proyectos destructores del planeta, mientras
que los pequeños proyectos que buscan reutilizar y proteger el planeta
fracasan por falta de apoyos.